La Generalitat valenciana ha confirmado que cerró el ejercicio 2011 con un déficit -diferencia entre ingresos y gastos- de 6.648 millones de euros, cerca de 3.900 millones más que en 2010, según se desprende del informe de la Cuenta General de la Generalitat publicado este lunes en el Diario Oficial de la Comunitat Valenciana (DOCV). En total, la Generalitat ingresó 9.295 millones de euros y tuvo unos gastos de 15.943. Pese a las políticas de ahorro y contención anunciadas, la Generalitat valenciana gastó 2.034 millones más que en 2010.
Nuestra Comunidad ha pasado de tener un resultado negativo hace 10 años, concretamente en el 2002, de 130 millones de déficit, a los 6.648 del ejercicio de 2011 lo que ha hecho que el coste financiero (intereses de la deuda pública) se disparara hasta 673 millones. Nuestras deudas a largo plazo ascienden a 9.014.205.133 euros, lo que supone un incremento de 627.126.442,89 euros respecto del 2010, producido por las deudas por préstamos recibidos para sostener la estructura autonómica.
Desde la aprobación del estatuto de Autonomía Valenciana en 1982 hasta hoy han pasado 30 años. A partir del 2002, con 20 años de vigencia, nuestra estructura económica entró en una irrefrenable carrera de gasto que ha acabado arruinando a la propia Comunidad hasta el estado técnico de quiebra, ha hecho que seamos la primera Comunidad en pedir el rescate del estado y somos la única Comunidad que se ha quedado sin ningún banco o caja autonómica: Bancaja es Bankia dominada por Cajamadrid y el Estado; el Banco de Valencia está quebrado y nacionalizado por el Estado, y la CAM es propiedad del catalán Banco de Sabadell.
El verdadero problema es que la deuda y el gasto, pese a la política de recortes, crece de manera exponencial e imparable. De los 14 mil millones del 2010 y un déficit de 3.900 se ha pasado a los 16 mil y un déficit de 6.648 en el 2011. Crece el gasto, crece el déficit y crece la deuda con cifras astronómicas y totalmente irrecuperables con la actual estructura administrativa y financiera.
La sociedad valenciana, los trabajadores y su clase media, están totalmente exprimidos en arbitrios, impuestos y costes directos de los servicios públicos. Ya no da más de sí. Por el contrario, la interminable, casi infinita, clase política –tanto estatal como autonómica- se mantiene prácticamente en su integridad haciendo una serie de guiños al respetable con ridículas reducciones salariales y de alguna que otra paga de navidad que se nos presenta como si de un gran sacrificio se tratara. Su sentido de casta, de familia política, es muy superior a su cometido y, pese ha haber exprimido al máximo a la ciudadanía, aún se siguen resistiendo a asumir la responsabilidad y las consecuencias de su fracaso político.
Sobran sueldos y sobran políticos. A cientos. A miles. A cientos de miles. Empezando por la representación municipal que debería de ser obligatoriamente gratuita, sin sueldo ni compensación o privilegio alguno. Sólo así la política empezará a tener un sentido de servicio a la ciudadanía y supondría, como es ahora, un puesto de trabajo para familiares, amigos y recomendados a costa del empobrecimiento del ciudadano.
Comentarios
Publicar un comentario