INTRODUCCIÓN
El murciélago, nuestro “Rat Penat”, es el animal heráldico de Valencia por antonomasia. Pero no lo ha sido así siempre. Es más, sobre el se ciernen un montón de leyendas que se remontan a la noche de los tiempos. Lo que quiero con este artículo no es sólo desentrañar el origen de la incorporación del Rat Penat a la heráldica valenciana sino que, también, conozcamos la belleza de su propia leyenda sin elevarla a la categoría de “verdad” histórica como hace los catalanes con las falsas “barras” catalanas del conde de Barcelona, “Wilfredo el Velloso -o el “Pilós”- (¿-897), o del falso “Penó de la Conquesta”.
Respecto a la mentira del origen de las 4 barras como “catalanas” y no aragonesas, el historiador catalán Martín de Riquer, en su obra “Legendes Históriques Catalanes” de la Editorial “Quaderns Crema”, sintetizada en LA VANGUARDIA, pagina, 39 del 24 de Mayo del 2.000 (foto/documento en el blog), desvela el origen fabulado o de leyenda que el nacionalismo catalanista da a la supuesta épica muerte de Wilfredo a quien quieren otorgar la paternidad de una “Catalunya” que no existiría hasta muchos siglos después y que, en aquella época, era territorio carolingio-francés hasta 1258.
LA LEYENDA DE LO RAT PENAT
Según la leyenda, los árabes domesticaban los murciélagos (“moseguellos”) y lo empleaban para eliminar las plagas de los mosquitos de los terrenos pantanosos, les “marjals” y “l´albufera” cercanas a la ciudad de Valencia.
En la época de Jaume I, y durante el asedio cristiano de la ciudad y capital del reino moro, un profeta árabe auguró que mientras el murciélago del dueño de la ciudad pudiera volar todas las noches, la ciudad se mantendría musulmana.
Las tiendas de las tropas del rey Jaime I estaban acampadas en el arrabal de Ruzafa, fuera de la muralla de la ciudad. Cuenta la leyenda que fue por entonces cuando un murciélago anidó en la parte alta de la tienda del rey como si quisiera coronarla y augurar la victoria de Jaime I, abandonando así a su suerte al ejército musulmán.
El rey, que se percató de su presencia y conocía la profecía, ordenó a sus huestes que no le asustasen, y que por el contrario le complacieran para que estuviese a gusto en el campamento.
Una noche que el ejército cristiano dormía tranquilo y confiado uno de sus tambores comenzó a redoblar ininterrumpidamente con el consiguiente sobresalto de las tropas cristianas. Un soldado despertó al rey, alertándolo. Jaime I llamó a sus capitanes para que diesen orden a los guardias de extremar la vigilancia. Entonces se dieron cuenta de que el ejército musulmán estaba a escasa distancia de su campamento, cercándolo, por lo que dieron la voz general de alarma. Todo el ejército cristiano se puso en pie y tomaron las armas entablándose una feroz batalla que produjo infinidad de bajas en el ejército moro que se vio obligado a retirarse.
Después de la lucha, el rey quiso premiar quien les había avisado con golpes de tambor. Grande fue su sorpresa cuando advirtió que el aviso lo había dado el murciélago que, con sus alas, hizo redoblar el tambor. El rey, como premio a su decisiva ayuda, hizo poner el murciélago en la parte más alta de su yelmo y en su escudo real, y en el de la ciudad de Valencia que, finalmente conquistó.
Esta leyenda se fue propagando en poemas y canciones, incorporándose a “Les Troves” del siglo XV, especialmente, una de la cuales ha llegado hasta nosotros describiendo el poeta a Pedro I, hijo del Rey D. Jaime, los elementos de la leyenda:
«Mes lo Rey Jacme vostre Pare amat
Si ha mudat l'Escut possant per divisa
Barres d'Aragó en pavés cuadrat
Com usen les dones, puix esta Ciutat
Té el nom femeni, e aixi d'esta guisa
Sobre camp de roig e corona d'or
Les ha concedides ab lo Rat-Penat
Que crià en sa tenda son fills sens paor
Mentres durá el siti, com sabeu Senyor.»
LA VERDAD DE LO RAT PENAT
Pero la tradición y la leyenda han de dejar paso a la ciencia y a la verdad de la historia. Vicente Vives y Liern, que fuera director del Archivo Municipal de Valencia, al publicar la monografía “ESCUDO DE ARMAS DE VALENCIA” dedicada a esclarecer la representación del Murciélago o «Rat Penat» en el escudo de armas de Valencia mantiene que murciélago o “Rat Penat” no figura antes de 1503 en la cimera que corona la Real Senyera valenciana.
“Lo Rat Penat en el escudo de Valencia” es un trabajo del historiador Luis Tramoyeres Blasco, Boletín de la Real Academia de la Historia que abunda en los estudios de Vives y Liern. En él señala la fecha de 1377 como inicio del uso de “lo Rat Penat” en el escudo de la ciudad y que se incorporaría, como ya hemos visto, en 1.503 a la Real Senyera. Existe un acuerdo del Consejo de la ciudad, fechado el 10 de Marzo de 1377 en el que se ordenó que se destruyesen los sellos representando una ciudad sobre aguas (forma antigua) añadiéndoles corona real. En este período se añade por primera vez el murciélago o Rat Penat. Queda pues descartado y probada que fue leyenda el que el murciélago fuera emblema de Jaime I.
Sus sucesores, Pedro II y Pedro IV el Ceremonioso, incorporarían a sus emblemas heráldicos que ornamentan la Real Señera Aragonesa la figura de una “vibra” o dragón en parte de la cimera que se ubica en la parte superior de esta y que tiene en su origen la significación de divisa del rey de Aragón y de Valencia. A partir de este dragón y de diferentes interpretaciones posteriores se llega a la figura del murciélago o “Rat Penat” que desde el siglo XVI corona los más importantes signos heráldicos de nuestro Reino de Valencia.
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